martes, 13 de mayo de 2014

«Flechas.»

Entró en el baño. Lo primero que vio fue su reflejo en el espejo que había colgado en la pared y se detuvo a fijarse en él. Comenzó a observarse, a mirar cada milímetro de su piel, cada rasgo de su cara, cada parte de su cuerpo. Era una chica verdaderamente guapa, natural, con rasgos femeninos y curvas marcadas. Pero ella no se veía así.
"¿Quién te va a querer siendo así? Eres horrorosa."
Era como si su reflejo le escupiera las palabras. Pero no era su reflejo. Era su mente, ella misma. Siguió mirándose, observándose. Juzgándose. Continuó sacándose defectos donde no los había, pensando en esa chica de su clase, esa actriz por la que todos suspiraban, esa modelo de su marca preferida. Ella no era así.
Era una chica perfeccionista, con ideas claras, inteligente. Y había decidido que no se gustaba. Que era fea, que estaba gorda. Que no le iba a gustar a nadie. Lágrimas caían por sus mejillas, las palabras se le clavaban como flechas, e iba a ser muy difícil sacárselas.

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